He mencionado varias veces que éstos temas me revuelven el estómago como ningún otro. Blanquita es imperfecta. Siento que en el tercer acto se descoce un poco, pero consistentemente es efectiva en despertar inquietud ante situaciones que se han normalizado.
Me recuerda a Canción sin nombre por sentirse a veces como una película de terror. El miedo de vivir en la zozobra por buscar justicia. El peligro de señalar a los poderosos. El desamparo de las autoridades corruptas que respaldan.
Comprende bastante bien la psicología del abuso y se expresa con naturalidad gracias a sus interpretaciones. Al ser un tema tan valioso y urgente y ver la desatención mediática qué ha tenido me surge una pregunta...
¿Será que esta película sobre tráfico sexual de menores y redes de pedofilia no ha tenido tanto repercusión como LA OTRA porque su producción no se usó como excusa para promover ideales políticos de ultraderecha, alimentando el conservadurismo y la LGBTQfobia? nah, no creo...