De nuevo Joel Potrykus hace un lindo homenaje a la esquizofrenia, un gran retrato al ermitaño, un interesante experimento con la relación de interés entre el personaje y la audiencia y sobre todo una gran analogía entre el alquimia y el hermetismo, ya que el alquimista debe transmutar su alma purificandola como un metal. 

Otro gran acierto es la actuación de Ty Hickson, es inclusive mejor que lo que había logrado con Joshua Burge en "Buzzard" y en "Ape" lo cual era difícil de mejorar, no sé quién se encargue del casting de Potrykus, pero lo hace muy bien. Corazón gigante por el guiño a "The Evil Dead"